Cuando el amor puede ser obsesivo
Carta de una desconocida, es una obra corta y emotiva, publicada en 1922, donde el autor Stefan Zweig explora la psicología humana y los matices del amor. La novela relata, a través de una carta póstuma, la vida de una mujer anónima que ha amado en secreto y obsesivamente a un famoso escritor durante toda su vida.
El amor obsesivo y la idealización romántica han sido
explorados en la literatura y el psicoanálisis. Esta obra es un ejemplo de
estas dinámicas, al narrar la vida de una mujer que consagra su existencia a un
amor no correspondido. La protagonista, desde su adolescencia, idealiza a un hombre
al punto de subordinar su identidad y deseos a una relación unilateral. A través
de las teorías de Freud y Lacán, así como las relecturas contemporáneas de
Gustavo Adolfo Navarro en Amor: De la ilusión al estrago, se examinará cómo
la idealización en la adolescencia puede generar dependencia emocional y un
sufrimiento psíquico, la relación entre el amante y el amado, la erotización de
la desigualdad y la subordinación afectiva, siendo un recurso principal la narrativa
de Zweig y las teorías psicoanalíticas. A partir de estas perspectivas, se
reflexionará sobre los efectos que una relación asimétrica puede tener en la
psique de un sujeto.
El
amante y el amado: Una relación de asimetría y dependencia
El
tema que Zweig plantea en la novela, es un ejemplo perfecto de las dinámicas
del amor, como la idealización, dependencia emocional y sufrimiento. La
protagonista encarna el amante que da sin recibir, que deposita su falta en el
otro y que, al no ser correspondida, se consume en su propio deseo. Desde el
psicoanálisis, se puede explicar que el amor podría ser tanto fuente de placer
como de destrucción, especialmente cuando la ilusión y el deseo no encuentran
respuesta en la realidad y cómo esta estructura se repite en muchas relaciones
amorosas, evidenciando la compleja interacción entre el deseo, la falta y el
poder en el amor.
Navarro
(2018) en Amor: de la ilusión al estrago, desarrolla la relación entre
el amante (Erastés) y el amando (Eromenós), retomando la
tradición del Banquete de Platón. En este vínculo, el amante que se encuentra
completamente entregado al amado, centrado en él su economía libidinal y
emocional, mientras que el amado ocupa una posición de privilegio, alimentando
su propio narcisismo a partir de la admiración del amante, quien proyecta un
valor absoluto en el amado, considerándolo un ser sublime y único. Mientras que
el amante experimenta un "vaciamiento de sí mismo" en favor del otro,
lo que lo lleva a una dependencia extrema. En palabras del autor: "El
amante es quien se encuentra perdidamente enamorado del amado, toda su economía
libidinal gira en torno a este y no escatima concesiones y sacrificios en
nombre de este amor, lo cual lo transforma en una persona dependiente de este
otro". " (p. 35).
En
la novela, la protagonista encarna esta figura, dedicando su vida entera al
escritor sin recibir reconocimiento ni reciprocidad. Ella misma lo expresa en su
carta: "He vivido solo para ti, sin que nunca me reconocieras"
(Zweig, 1922).
Lacan
plantea que "amar es dar lo que no se tiene" (Lacan, 1966), lo
que implica que el amante deposita en el amado una falta que lo define. En este
sentido, la protagonista de Zweig entrega su identidad y su existencia en un
amor unilateral que la consume.
Mientras
el amante se anula, el amado se fortalece. Navarro (2018) señala: "El
amado ocupa un lugar de privilegio, se encuentra fortalecido por toda la
idealización brindada por su amante, es estimado en demasía, lo cual no hace
otra cosa que engrosar su narcisismo". (p. 35).
Podemos
ver este punto en la novela, donde se muestra que el escritor permanece
indiferente a la presencia de la mujer que lo ama, ignorando incluso la
existencia de su hijo. Para él, ella no es más que una figura fugaz, lo que
refuerza la estructura de poder y desigual en la que el amado disfruta del amor
sin comprometerse.
Freud
(1921), compara el enamoramiento con la hipnosis, ya que ambos estados implican
sumisión y pérdida de iniciativa. En este sentido, el amante cae en una
relación de autoanulación, mientras que el amado sigue su vida sin
alteraciones.
Navarro
(2018) retoma a Lacan para explicar la dinámica cambiante entre el amante y el
amado. En algunos casos, el amante puede transformarse en el amado cuando el
objeto de deseo invierte su posición y comienza a buscarlo. Navarro menciona el
caso de Aquiles y Patroclo: "Por un giro del destino, el amante se
convierte en el amado y el que antes era amado se vuelve el amante. Aquiles,
quien inicialmente era el amado de Patroclo, al perderlo, se convierte en el
amante y le ofrece su vida como prueba de amor". ". (p. 36).
Este
fenómeno se observa en la obra de Zweig cuando la protagonista, al final de su
vida, deja su última carta al escritor, esperando que esta inversión de roles
lo conmueva. En la novela el amado (el escritor) no asume la posición del
amante, perpetuando la tragedia de un amor no correspondido.
Idealización
y amor imaginario
Desde
la perspectiva psicoanalítica, el amor obsesivo que la protagonista siente por
el escritor es un ejemplo claro de idealización, una de las características del
amor narcisista. Según Lacan, en la dimensión imaginaria del amor, el sujeto
idealiza al objeto amado, proyectando sobre él rasgos que en realidad no
posee. La desconocida convierte al escritor en un ser casi divino,
inalcanzable e incuestionable, como lo demuestra cuando afirma: "Desde
que tuve uso de razón, te amé con un amor inconmovible, inmortal"
(Zweig, 1922).
Esta
idealización coincide con lo que Navarro describe sobre el amor imaginario: "Los
sujetos enamorados dan cuenta de estos efectos cuando dicen: ‘Somos tan
iguales’, ‘Nos gusta lo mismo’, ‘Nos complementamos a la perfección’. Bajo el
influyo de esta pasión, cada uno de los amantes busca convertirse en el ideal
del otro y no se escatiman esfuerzos para hacer sentir bien a la pareja”. (p.
52).
En
este caso, la protagonista no solo idealiza al escritor, sino que también se
anula a sí misma en el proceso, sacrificando su identidad y bienestar en nombre
del amor.
Freud
(1915) señaló que en el amor el sujeto deposita su falta en el otro, esperando
recibir lo mismo a cambio. Sin embargo, en el caso de la protagonista de Zweig,
la relación es asimétrica: ella da, pero no recibe, sometiéndose por completo al
escritor, manteniendo su amor en secreto y sacrificando incluso su maternidad
para no interferir en su vida. Su devoción extrema recuerda el concepto
freudiano de "subordinación narcisista", donde el sujeto
pierde su autoestima y autonomía en favor del otro: "Cuando se está muy
enamorado o cuando hay mucha dependencia del objeto amado, hay tanta energía
libidinal concentrada en el otro que disminuye extraordinariamente el
sentimiento de auto-valoración o autoestima".
Navarro
señala que el amor y el sufrimiento están intrínsecamente ligados, ya que el
amor apasionado suele estar marcado por la idealización y la posterior
frustración cuando el objeto amado no responde como se espera. Podemos ver que
la protagonista sufre al darse cuenta de que el escritor nunca la recuerda, lo
que la sume en una angustia que la lleva incluso a la enfermedad y la muerte.
Freud
(1921) también habla de la ambivalencia amor-odio en su Psicología de las
masas y análisis del yo, y Lacan la retoma en su concepto de
“odio-enamoramiento”, señalando que la imposibilidad de alcanzar al otro puede
llevar a una mezcla de deseo y resentimiento. La protagonista no odia al
escritor, pero su sufrimiento extremo muestra cómo el amor puede convertirse en
una experiencia destructiva cuando es unilateral y obsesivo.
La
protagonista muere consumida por la pena, lo que resuena con la idea de Navarro
sobre el amor como un estrago cuando la relación amorosa se vuelve asimétrica y
destructiva. Lacan menciona que, en algunos casos, el amor puede convertirse en
un síntoma, es decir, en algo que estructura la subjetividad del sujeto, pero
también puede llevar a la devastación.
El
final de la historia refleja esta destrucción, pues la protagonista se
desvanece en la nada, mientras que el escritor ni siquiera la recuerda. Esto
evidencia la tragedia de un amor basado en la ilusión.
La
obsesión romántica
Melanie
Klein (1940/1975) desarrolla la idea de la posición esquizoparanoide y
depresiva, donde el objeto de amor es escindido entre un ser absolutamente
bueno o malvado. La protagonista encarna esta fijación al sostener un amor
inquebrantable, incapaz de integrar la indiferencia del amado: "Nunca
supe si me habías visto, pero para mí, tú lo eras todo" (Zweig,
1922/2004, p. 25). En esta perspectiva, el sujeto no reconoce la ambivalencia
del otro y mantiene una fantasía unidimensional de entrega total.
Navarro
(2018) sostiene que "el enamorado idealiza a su objeto de amor hasta
convertirlo en una figura sublime e inalcanzable, lo que inevitablemente
conlleva una decepción" (p. 63). En la novela esta idealización se
hace evidente en la manera en que la protagonista construye una imagen del
amado que no corresponde con la realidad. Ella misma reconoce su entrega
incondicional y la falta de reciprocidad: "He vivido solo para ti, sin
que nunca me reconocieras" (Zweig, 1922/2004, p. 30).
Navarro
(2018) menciona que "cuando el amor se transforma en un estrago, la
identidad del sujeto queda absorbida por el deseo del otro" (p. 102).
En la obra de Zweig, la protagonista exhibe estos síntomas al describir cómo su
amor persiste a lo largo del tiempo, sin importar la indiferencia de su amado.
John
Bowlby (1969/1982) plantea que los estilos de apego juegan un papel crucial en
las relaciones románticas. Un apego ansioso, caracterizado por miedo al
abandono y dependencia extrema, es evidente en la protagonista, quien confiesa:
"Cada día esperaba verte pasar, aunque supiera que no me mirarías"
(Zweig, 1922/2004, p. 22). Navarro (2018) refuerza esta idea al señalar que
"el miedo a perder al otro puede llevar a una sumisión absoluta,
incluso cuando la relación es completamente unilateral" (p. 89).
Idealización
adolescente y el peligro del amor hacia un adulto
La
adolescencia es una etapa de reorganización pulsional en la que el sujeto se
encuentra en un proceso de construcción subjetiva, redefiniendo su identidad y
la forma en que se relaciona con los otros. Este proceso implica una
vulnerabilidad emocional que puede llevar a los adolescentes a idealizar
figuras adultas, como ocurre en la novela, donde la protagonista desarrolla un
amor obsesivo hacia el escritor desde su adolescencia, lo que la lleva a
depositar en él un valor absoluto, anulando su propia individualidad. Este
fenómeno es explicado por Navarro (2018), quien sostiene que “el
adolescente, en su búsqueda de identificación, puede crear figuras de amor
absoluto que sustituyan la ausencia de referentes claros en su entorno
inmediato”.
Freud
(1914) señaló que la idealización es un mecanismo mediante el cual el sujeto
proyecta cualidades excepcionales en el objeto amado, generando una dependencia
emocional. En el caso de los adolescentes, esta idealización puede ser más
extrema debido a la inexperiencia afectiva y la necesidad de validación
externa.
Navarro
(2018) enfatiza que “cuando el amor adolescente se fija en una figura adulta,
se produce una asimetría que puede llevar a la manipulación, la dependencia afectiva
e incluso la vulnerabilidad emocional del menor”. La protagonista se
entrega completamente al escritor, creyendo que su amor es suficiente para
mantener la relación, pese a la indiferencia de él.
El
peligro de la dependencia emocional y la erotización de la desigualdad
Como
hemos visto la historia de Carta de una desconocida ilustra los peligros
de la idealización adolescente en el amor. La protagonista, al enamorarse de un
adulto, se expone a una relación donde su deseo es unilateral y donde la
diferencia de poder la coloca en una posición vulnerable. Según Navarro (2018),
“el amor en la adolescencia debe ser comprendido como un proceso de
descubrimiento, no como una entrega total que anule la identidad del sujeto”.
Desde
el psicoanálisis, Freud y Lacan coinciden en que el enamoramiento es un
fenómeno complejo en el que el sujeto proyecta sus propias carencias en el
otro. En el caso de los adolescentes, este proceso puede ser aún más
problemático si no se establecen límites adecuados.
La
dependencia emocional en la adolescencia puede ser peligrosa, ya que el
adolescente aún no ha desarrollado una identidad sólida ni herramientas para
manejar el rechazo. Navarro (2018) señala que “el adolescente puede confundir
el amor con la entrega total, creyendo que el sacrificio es una prueba de
afecto”.
En
la novela de Zweig, la protagonista vive exclusivamente para el escritor,
adaptando su vida a la posibilidad de volver a verlo, sin considerar su propio
bienestar: "He vivido solo para ti, sin que nunca me reconocieras"
(Zweig, 1922).
Desde
la perspectiva del apego, Bowlby (1982) describe cómo los adolescentes con un
apego ansioso tienden a establecer relaciones donde dependen excesivamente del
otro, lo que puede llevarlos a estados depresivos cuando el amor no es
correspondido. El amor entre un adolescente y un adulto no solo es problemático
por la diferencia de poder, sino también por la forma en que puede generar
relaciones desequilibradas. Navarro (2018) advierte que “el adolescente,
en su afán de ser aceptado por el otro, puede consentir dinámicas afectivas y
sexuales que no comprende en su totalidad, lo que lo expone a una experiencia
amorosa dañina”.
La
protagonista no solo idealiza al escritor, sino que se somete completamente a
su deseo sin exigir ningún tipo de reconocimiento o reciprocidad. Este patrón
es común en relaciones donde un adulto ejerce influencia sobre un adolescente,
quien no tiene la madurez para reconocer las dinámicas de poder.
Conclusión
Cuando un adolescente se enamora de un adulto, la
diferencia de madurez emocional y experiencia puede generar una dinámica de
desigualdad peligrosa. La falta de reconocimiento por parte del adulto no solo
refuerza la idealización, sino que también expone al joven a una relación marcada
por la dependencia emocional y la vulnerabilidad. La protagonista de la novela
refleja este peligro, al someter su vida y su felicidad a la indiferencia de un
hombre que nunca la ha considerado verdaderamente.
Comprender los riesgos de un amor basado en la
idealización permite cuestionar las dinámicas de relaciones desequilibradas y
fomentar vínculos más saludables. El amor auténtico no puede sustentarse en la
ilusión ni en la entrega absoluta sin reciprocidad. Para evitar el sufrimiento
prolongado, es esencial reconocer que el amor debe construirse sobre la base
del reconocimiento mutuo, el respeto y el equilibrio emocional.
Referencias
Bowlby,
J. (1982). Attachment and loss: Vol. 1. Attachment (2nd ed.). Basic
Books. (Trabajo original publicado en 1969).
Freud,
S. (1992). Introducción al narcisismo. Amorrortu. (Trabajo original
publicado en 1914).
Freud,
S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. Editorial
Amorrortu.
Klein,
M. (1975). Envidia y gratitud y otros trabajos 1946-1963. Paidós. (Trabajo
original publicado en 1940).
Lacan,
J. (1966). Escritos II. Editorial Siglo XXI.
Navarro,
G. A. (2018). Amor: De la ilusión al estrago. Universidad Privada
Domingo Savio.
Zweig,
S. (2004). Carta de una desconocida. Acantilado. (Trabajo original
publicado en 1922).

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